[Con información de Elpais.com] - Catalogado como uno de los mayores expertos en prevención contra robos de arte (ha asesorado al FBI y a Scotland Yard), Charney (New Haven, 1973) ha pasado por Madrid para presentar cuatro libros, titulados De Museos (Planeta), donde cuenta de forma "amigable" y "abreviada", los secretos e historias de obras atesoradas en los mayores centros de arte de Madrid, Barcelona, Sevilla y Bilbao.Charney también ha escrito literatura de ficción. El ladrón de arte es el título de su primera novela, publicada en castellano bajo el sello de Seix Barral. El libro se remonta a la Segunda Guerra Mundial. Los Nazis tenían una unidad dedicada única y exclusivamente al robo de arte, denominada la EER (según sus siglas en alemán). Las piezas que sustraían de los territorios ocupados, tenían como destino el museo parisino de Jeu Pome, donde se llegaron a depositar varios cientos de cuadros. La historia de Charney se inspira en la pieza más apetecida por los dos jerarcas nazi: El Políptico de la adoración del cordero místico. Un retablo de grandes dimensiones terminado en 1432 por el holandés Jan Van Eyck.
El experto en arte afirma que en general las pinacotecas en España están bien acorazadas. Le preocupan algo más las iglesias, sobre todo las de los pueblos. Cuenta, por ejemplo, que en Italia, hay alrededor de 9.500 templos. Todos con al menos una obra de arte importante, y todos desguarnecidos. Los sistemas de protección son muy precarios. "A algunas iglesias las sostienen fundaciones, y hay cámaras de video-vigilancia, pero no las utilizan porque no hay dinero para pagar las facturas de la electricidad". El error más frecuente en el que incurren los museos, dice Charney, es asignar personal no calificado a la protección de sus obras. "En general, para todos los museos, delegar responsabilidades en demasía a sus guardias de seguridad es muy poco confiable para los sistemas de defensa". Son muy evidentes y casi nunca están entrenados para responder de forma adecuada en casos de emergencia.
Los "ladrones flash", así se les denomina a los tipos que ejecutan las últimas modalidades en robo de museos. "Entran fuertemente armados durante las horas de apertura al público, a plena luz del día. Agitan de forma amenazante las armas para un lado y otro, atemorizan a los visitantes, gritan, agarran obras que están cerca de las salidas y se las llevan. Apagan las alarmas, que da igual porque el tiempo de respuesta en la mayoría de los museos es de 3 a 4 minutos, entonces si logran salir en menos de ese tiempo no importa". Los ejemplos abundan: en 2004 en el museo Munch de Oslo; en el museo de arte de Estocolmo en 2001, el año pasado en Zúrich. Hoy en día nadie roba arte por las noches, asegura Charney. Los museos están muy protegidos y la tendencia muestra que los robos de día se han venido incrementando. (Para más información contactar a la autora del blog en autoresdelmundo@gmail.com)

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